Paysage géométrique

Waldo Balart

13 de mayo > 29 de julio 2022


Bendana | Pinel Art Contemporain se complace en presentar "Paysage géométrique", la primera exposición individual de en la galería, más de cincuenta años después de su introducción en la escena artística parisina por la Galerie Iris Clert en 1967, una importante galería de posguerra.


De origen cubano, Waldo Balart frecuentó la escena artística y cultural de Nueva York en los años sesenta. Marcado tanto por las enseñanzas de Peter Forakis como por las ideas de Hans Hoffman y Josef Albers, Balart se impregnó de la estética del arte abstracto, que marcaría la orientación de su carrera.


Las obras, que el artista denomina "proposiciones", ofrecen una solución plástica original y única, en la que los ritmos lineales, las corrientes de energía cromática y las formas componen paisajes geométricos que sólo tienen sentido en sí mismos. Es la ausencia de referencias interpretativas ajenas a la realidad de la obra lo que, ejecutado mediante reglas matemáticas, invención de Balart, vinculan su trabajo al arte concreto.


A través de un desarrollo sistemático en series, Balart se expresó primero instintivamente a través del color. Como en la serie Conjuntos no Vacios, el artista equilibró el peso transmitido por los volúmenes geométricos con el peso emocional del color - poniendo los colores fríos en la parte superior y los cálidos en la inferior, considerando también la ley de la gravedad. Después, su reflexión le llevó a sistematizar su obra gracias a un lenguaje propio desarrollado a partir de la estructura de la luz. Así, Balart codifica numéricamente los siete colores del espectro luminoso del 1 al 8, añadiendo el magenta, generando el Código de la Estructura de la Luz (CEL). Su organización en un Orden Axiomático dio lugar a El Desarrollo cromático del CEL, una serialidad matemática de la que puede extraer combinaciones de colores que forman sus "proposiciones". Como las notas musicales de una partitura que producen ritmos y melodías según su composición, Balart visualiza mentalmente los colores a partir de su Orden Axiomático para definir las fuerzas que formarán su imagen. Esta organización mental se convirtió en el núcleo intelectual de toda su obra, acercándole a las reflexiones de conceptualistas como Sol LeWitt, cuya formación Balart siguió en el MoMa de Nueva York.


En principio, este método de creación puede parecer muy racional y limitado. Sin embargo, Balart ha sabido reinventarlo con flexibilidad. La sistematización de su obra en realidad le ofrece la libertad de buscar infinitas variaciones a su creatividad, que desarrolla en diferentes series como Imagen Fragmentada Integrada de Ángulo Variable, Imagen Ortogonal Fragmentada Integrada, o Nudos que forman parte de esta exposición.


Interesado por el efecto sensorial que producen los colores y su acción sensitiva sobre el ser humano, Balart trata de suscitar en el espectador reacciones que abran el camino a una investigación personal y a una necesidad de introspección. En este sentido, Balart comparte con las vanguardias de los años veinte, como Vassily Kandinsky, Piet Mondrian o Kasimir Malevich, una reflexión sobre la posibilidad del arte de inducir a una cierta espiritualidad a través de la contemplación. Así, a través de esta investigación y la expresión de una sensación cromática, lo racional y la regla dejan paso a un enfoque más emocional. Como un paseo dominical por los jardines del castillo de Versalles, donde se aprecia el diseño simétrico y la combinación de colores, los paisajes geométricos de Waldo Balart invitan al espectador a un paseo interior.


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