Carte blanche à un collectionneur

19 de Junio > 31 de Julio 2009

Para su primer “carta blanca”, Bendana-Pinel Art Contemporain le pidió a Guillaume de Saint-Seine, coleccionista apasionado de arte contemporáneo, que sea el curador de su “eight show” en la galería.
He elegido a tres alumnos o ex-alumnos de la Ecole Nationale Supérieure des Beaux Arts de París (Escuela Nacional Superior de Bellas Artes) y a un colectivo “sonoro”; cada uno de ellos trabaja con un soporte diferente: fotografía, escultura, grabado, escultura y fonografía.

Morgane Denzler atrae nuestra mirada a su universo familiar, al campo del Vexin y a lugares abandonados. Nos propone seguirla a lugares misteriosos y extraños que generan una sensación perturbadora: una fábrica de cemento cuyos pilares se levantan hacia el cielo como meñires modernos invadidos por la vegetación, las habitaciones de un sanatorio que sigue cargando con el peso del dolor y de la muerte pese a la irrupción artificial de la naturaleza. Es la misma oposición que existe entre la violencia visual de las máquinas de la obra que deforman el campo y lo agradable de los paisajes, oposición que hay que dejar de lado para constatar que la artista no se presenta como juez. Sin una puesta en escena, Morgane Denzler opone la intervención humana con toda su brutalidad a la renovación permanente de la naturaleza.

Julien Deprez confirma el lugar del grabado como un medio integral del arte contemporáneo, aunque alejándose lo máximo que puede de la obra. Cuando afirma que “el grabado es algo muy contemporáneo”, Julien con su humor provocador, llama nuestra atención con esta placa bruta que se transforma en un objeto artístico. Más que el reductor fotograbado, la imagen fotográfica, es en su origen, es reducida, transformada y magnificada por Julien, para capturar los movimientos de la luz, lo que le permite obtener una materia singular sobre el papel. Contrariamente al grabado tradicional, cada hoja es única y las multiplicaciones son también variaciones únicas. Creando robots grabadores, el artista se privó de toda intervención ya que son las máquinas las que crean las imágenes. Lo que podría parecer, por la técnica utilizada, un viaje al pasado, termina siendo en el caso de Julien Deprez una proyección hacia un futuro nuevo.

Jessica Lajard nos manipula: su obra se inscribe dentro de un registro de inteligencia optimista que transforma todo lo que toca. Ella capta la idea original al vuelo y la anota rápidamente en uno de esos cuadernos pequeños que lleva a todos lados. La idea madura hasta florecer y hasta encontrar el material ideal (piedra, neón). Luego la idea se materializa en un objeto de una realización técnica siempre impecable. Con su neón (Moon, cross and stars), Jessica presenta un smiley muy particular que, según sus propios dichos, no pretende darnos ninguna lección. De la misma manera, para convencer a los jóvenes motociclistas vietnamitas de que usen casco, ella creó "el nuevo casco tonkinés". Jessica esculpe una piedra de cantera para recrear un bloque de cemento, y así le devuelve su nobleza al material de construcción. Con humor, la acciones de Jessica Lajard sobre los materiales de nuestra cotidianidad, cuestionan nuestra mirada.

Ouïe / Dire desarrolla un trabajo de “creaciones para escuchar”, a través de proyectos muy diversos que van de la tarjeta postal sonora al espectáculo viviente. Tomando como fuente la escucha del mundo real, la fonografía de Ouïe / Dire crea genuinos cortometrajes sonoros. Proponiendo como modo de escucharlos, una caja negra, Marc Pichelin nos aísla del exterior, sin separarnos totalmente del exterior con audífonos, y crea así las condiciones ideales para una perfecta recepción. Esta nueva “caja negra”, resuena evidentemente con la fonografía como un arte nuevo. El tema de la noche es parte del trabajo de Ouïe / Dire desde el principio. Es un ámbito sonoro rico tanto por lo que ocurre alrededor nuestro de noche como por la multiplicación de nuestra sensibilidad frente a los sonidos cuando el día ha desaparecido. Aislándonos para que estemos totalmente abocados a escuchar, Ouïe / Dire nos inivita a reconsiderar nuestra relación con los sonidos que nos rodean y la carga emocional de la noche.

Guillaume de Saint-Seine

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